Turismo y CONEA

¡Estudia Turismo!

”Normalmente cuando las personas están tristes, no hacen nada. Se limitan a llorar. Pero cuando su tristeza se convierte en indignación, son capaces de hacer cambiar las cosas”
Malcolm X

Estudié turismo. Hace ya más de 17 años que vivo intensamente en este sector productivo, desde la academia, desde la vida empresarial, desde la esperanza de cientos de jóvenes y desde el sueño del desarrollo local comunitario. Durante todo ese tiempo no he logrado comprender el porqué una alternativa descentralizada y solidaria, como el turismo, no ha tenido el impulso que tienen en Ecuador el petróleo, la minería, la agricultura, entre otros modelos productivos, por toda la “democracia” que ha pasado sobre mi vida.

También entendí que el turismo no es la llamada “industria sin chimeneas”, vislumbré sus impactos tanto positivos y negativos, muchos aterradores y otros alentadores, como cuando viajo 10 horas en canoa hasta una comunidad llamada Alta Florencia y descubro que valió la pena la investigación aplicada y la asistencia técnica que brindamos con otros colegas en este lugar. Hoy cuentan una nueva propuesta de desarrollo local. Interioricé que realmente me debía preparar para cuidar un desarrollo sostenible del turismo para algún día compartir las maravillas que he visto, oído y sentido con mis hijos y nietos. Más allá del hoy, comprendo que el turismo debe vigilar un tiempo apolítico y solidario.

Por ello me he dedicado a estudiarlo, analizarlo y evaluarlo constantemente. Leyendo a varios cientistas mundiales del turismo como Jafar Jafari, Xavier Font, Craig Webster, Michael Hall, Roberto Boullón, Peter Tarlow, Tom Potts, Manuel Gurria di Bella, entre otros, he entendido que el turismo es un “fenómeno” que debe ser ensayado bajo muchas metodologías y protocolos, porque involucra técnicas, maquinas, procesos, pero más que todo vida, equidad de género, sostenibilidad, paz, respeto y esperanza de reconocernos como simples seres humanos.

Pena me ha dado leer el menosprecio del informe del CONEA a esta profesión, incluyendo, de forma implícita, a todos los que escogimos carreras dentro del turismo como una forma de vida; mas allá de si es ingeniería, licenciatura u otro, me ofende que en estos días se nos ridiculice y se nos catalogue como una profesión de segundo nivel.

¿Será que en la historia de la humanidad está predestinado que aquellos que dedican su vida al servicio nunca serán reconocidos? ¿Será que aún no nos hemos dado cuenta que las matrices y teoremas no han logrado más que la realidad en la que hoy vivimos? ¿Será que la ciencia perdió su condición de mutar, desarrollarse y crecer? y ¿será que todo está escrito en piedra? Me niego aún a creer que estamos tan ciegos para no darnos cuenta que hoy por hoy el turismo ha resuelto problemas de desarrollo en países cercanos como Cuba, México, República Dominicana por mencionar algunos. Me niego a creer que ninguno de los detractores del turismo haya revisado los números mundiales (que tanto parece gustarles) y notase que hoy por hoy este sector genera mayores volúmenes de comercio que el petróleo, tecnologías informáticas, minería, entre otros. Me niego a creer que lo que mi país me ofreció: “el turismo como una prioridad,” sea nuevamente una mentira.

Pero quizá sea cierto lo que leo, escucho y miro y estamos viviendo un fraude académico, donde no es posible que un gran laboratorio químico haya podido evolucionar al concepto de una cocina vanguardia como la de El Bulli (restaurante calificado entre los mejores del mundo) donde se experimenta entre otras con la Cocina Molecular. Si, ¡que burla de carrera!, ¿para qué profesionalizar al Emprendedor Turístico, si estos tan solo se contentan con una sonrisa y de vez en cuando una nota de felicitación? Si, realmente ¿para que tener una Facultad de Turismo en una Universidad y no conformarnos con ser parte de las Ciencias Ambientales y así de paso desconocer el patrimonio cultural? Realmente ahora que lo pienso, bajo la premisa expresada por el representante del CONEA, sería bueno reajustar el gabinete y desaparecer el Ministerio de Turismo y mandarlo al de Ambiente y de paso también eliminar el de Patrimonio Natural y Cultural pues el concepto de Estado debe ser asimétrico a los profesionales que demanda.

Nos han calificado como profesionales de segunda clase, no importa que en varios países haya inclusive ofertas de PHD en turismo, parece que esto no cabe en la matriz teorética que tuvo una varita mágica para convertir números (cantidad) en medidores de calidad curricular y éxito laboral.

Sin embargo en medio de este dilema de rabia recuerdo a mis maestros Gandhi, King, Malcolm X y nuevamente me reanimo para avanzar, porque como dijo uno de ellos “quien no vive para servir, no sirve para vivir”. Continuaré porque deseo ver y escuchar muchas sonrisas más, aunque sea desde ese rincón para descansar del que sirve un café, del que guía a un grupo por un sendero o una ciudad, del que arregla las habitaciones de un hostal o de un gran hotel, del que madruga para tener el pan hecho en casa a las 6:00 am, del que se levanta en las noches para dar una ronda y vigilar que aquellos “científicos de verdadero peso” tengan lo que se merecen… un buen servicio, definitivamente. Gracias por la propina.

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