Un país de mil parajes

Enrique Cabanilla Revista GAIA - Quito diciembre 2004

Turismo ecuatoriano: un sistema de esperanza

Se me hace muy difícil aún escribir sobre algunos sentimientos que tengo cuando viajo por Ecuador. Caminar en la penumbra del día por Zaruma, bajo el manto de la noche, percibir un fuerte olor a café que viene desde una confitería, maravillarme por su estructura urbanística, al mismo tiempo que las luces le van dando ese tono místico, es apenas un fugaz relato de lo que en verdad llego a sentir en mi interior. Debe ser porque, aunque he tenido la fortuna de recorrer mi país por varias ocasiones debido a mi trabajo, cada vez conozco algo nuevo, o tengo 30 minutos para conversar con un compatriota que me cuenta de la sequía y de los sembríos, y como se encuentra tan desinhibido como yo, ya que probablemente nunca más nos volveremos a ver, tenemos esa complicidad sincera que marca la charla en la categoría de inolvidable.

El turismo es un fenómeno a nivel mundial, que actualmente supera en generación de divisas a todos los sectores productivos, incluyendo petróleo, automotores, computadoras, entre otros. Es, a su vez, aquel que está llegando con un mensaje de esperanza a aquellas comunidades que no veían en su futuro otra propuesta que no sea la desgastada y mal pagada agricultura o ganadería, con un casi inevitable letargo al aceptar su baja calidad de vida para siempre. A nivel mundial, la actividad turística contribuye de forma efectiva a planes de sostenibilidad cultural, ambiental y económica, y por su fragilidad es el sector que más presente tiene el tema de impactos en su diaria operación. Por eso soy de aquellos que creen que esta actividad es una salida válida al desengaño de otros sectores, y para el Ecuador una realidad que puede hacer un uso equilibrado de sus recursos, con mejores beneficios para los diferentes actores sociales.

Durante el presente artículo vamos a recorrer brevemente el sistema que compone el turismo en el Ecuador, con algunas apreciaciones básicas para que el lector se empape de su funcionamiento.

Oferta turística ecuatoriana

La oferta turística ecuatoriana tiene una serie de valores fuertes, al mismo tiempo que presenta debilidades que deben ser atendidas de manera inmediata. En cuanto a las fortalezas, señalaremos que el país tiene atractivos naturales y culturales de primera clase. Atractivos con valores intrínsicos dignos de destacar en el marco de la competitividad. Contamos con seis declaraciones mundiales de patrimonios de la humanidad, tanto por su contenido histórico como por su valor natural. Ellos son: Centro Histórico de Quito (1978), Parque Nacional Galápagos (1978), Parque Nacional Sangay (1983), Centro Histórico de Cuenca (1999), La Cultura Zápara (2001) y, finalmente, la Reserva Marina de Galápagos (2002). En un pequeño espacio, cuya movilidad es relativamente buena y las distancias cortas, vivimos rodeados de un paraíso de sorpresas.

369 especies de mamíferos, 411 especies de anfibios, 1 616 especies de aves, 374 especies de reptiles, 1 375 especies de peces de agua dulce y salada, son una clara indicación de la fortaleza natural. Además, y como punto central, la diversidad cultural, más de 60 iniciativas de turismo comunitario en todo el país, y la riqueza artística, artesanal, mágica que nos ofrecen, son de por sí puntales de un posible desarrollo.

La infraestructura es aún un punto donde se debe mirar y priorizar su utilidad y beneficio. Continuamos con graves problemas de seguridad, no solo para el turista, sino también para la población local. La salud es un tema incierto, pues no hemos llegado ni de cerca al tratamiento preventivo y nos dedicamos exclusivamente a apagar incendios infecciosos. Hemos avanzado en reciclaje de desechos sólidos y líquidos, pero la tarea, especialmente en grandes ciudades y en el área rural, está todavía por ejecutarse.

La empresa turística de alojamiento, alimentación y transportes ha ido evolucionando. Sin embargo, creo que deberían apoyarse estudios de demanda, pues hemos llegado a saturar ciertos mercados como Quito, cuando existen otras plazas del país que no cuentan con ninguno de estos servios. Tal como se lo ha planteado el gobierno central sobre la descentralización del turismo, el empresario debe pensar en la inversión y reinversión de capitales de una manera más amplia, abarcando otros puntos y creando fuentes de trabajo en áreas deprimidas.

Los guías del país cada vez tienen mejores proyecciones de profesionalización, pero aún subsiste un irrespeto a quienes ejercen la profesión de manera lícita y con todos los documentos de ley, por parte de empresas que prefieren contratar a personas de otros países, sin acreditación, o neófitos de bajo costo. Problema crucial, si tomamos en cuenta que un guía es quien representa la imagen del país en un 80% de la visita del turista que viaje con un paquete organizado.

Sobre los servicios complementarios, la oferta es buena pero el alojamiento, alimentación y transporte se centralizan mucho en ciertas áreas geográficas, y además en un solo tipo de negocios como los bares.

La comercialización

"Ecuador: La Vida en Estado Puro" lleva como lema la última campaña de mercadeo contratada a expertos "internacionales" -aunque, por cierto, existen muy buenos profesionales que hubieran desarrollado un lema con profesionalismo, además de mucho amor por la Patria- que, según versiones oficiales, será difundido en las principales ferias y mercados en este año. Creo, personalmente, que este es nuestro talón de Aquiles. Muchas ferias y concursos internacionales sin un plan a largo plazo sigue siendo una pérdida de esfuerzos y de dinero.

Colombia, conocedor de que somos un potencial consumidor, anuncia diariamente su plan "Vive Colombia". Según datos de su director, el Dr. Gustavo Adolfo Toro, está dando resultado, si no pregúntense cuántos ecuatorianos viajamos a Cartagena, Bogota, Cali o Medellín continuamente. Por otra parte, leí en el periódico recientemente, que vamos a llegar a destinos tan exóticos como Luxemburgo, en donde inclusive no he tenido conocimiento de la cantidad de residentes que llegan al país, ya que en las estadísticas de MINTUR se los debe englobar en la categoría "Otros Europa", y sin embargo en otros mercados emisores como Colombia están ausentes. De la misma manera, Perú es otro gran potencial mercado. Sin embargo, han sido los empresarios turísticos de la frontera sur quienes han visto un reflorecer de su sector desde la firma de paz, gracias a que nos visitan desde este hermano país. El turismo fronterizo es, sin duda, más importante; inclusive los grandes mercados receptores como EE.UU. reciben más de un 50% de sus visitantes de países fronterizos, que en este caso son México y Canadá. Los centros de operaciones, que seguramente se contratarán a costo de nuestros impuestos, no cubren dos de nuestros mercados prioritarios. Definitivamente no existe ni un plan, mucho menos una proyección lógica de promoción y ventas en el Ecuador.

Sin embargo, las empresas han emergido y actualmente presentan una buena oferta en Internet. El grupo de aquellos turistas, especialmente del norte, que reservan y compran por Internet va en aumento. Muy bien lo han descifrado nuestros empresarios de agencias de viajes: no existe la tal eliminación de estas empresas, sino un nuevo marco de competencia y oferta de productos.

Demanda turística

En días reciente, mientras paseaba un jueves por el esplendoroso mercado de Saquisilí, reflexionaba sobre la importancia que debemos dar a nuestro consumidor, el turista. En nuestro caso, de cada diez turistas seis pueden ser nacionales, número que nos demuestra la importancia de la divulgación interna de nuestras bondades turísticas, junto con una campaña de concienciación para visitar primero lo nuestro. Del resto podremos encontrarnos frecuentemente con colombianos, peruanos, estadounidenses, españoles, franceses o alemanes, países que son nuestros más grandes mercados emisores.

¿Cuánto conocemos de ellos? Sigue siendo una respuesta sin contestar, y éste es un hecho lamentable, en tiempos donde la calidad total que perseguimos debe estar alimentada día a día por los comentarios y sugerencias que realizan nuestros consumidores. Un programa centralizado no resuelve el tema, pues el turista de hoy se caracteriza por su movilidad y corta temporalidad en los lugares. Deberíamos emprender la instauración de una red que investigue la satisfacción del turista en los diferentes destinos y servicios para avanzar con verdaderas propuestas de cambio.

Algunos centros de educación superior se han comprometido con esta tarea. Cito, por ejemplo, la información semestral que produce la Universidad de Especialidades de Quito sobre el grado de satisfacción del turista en esta ciudad, como un aporte que puede ser aprovechado por las instancias de planificación para tomar las medidas correctivas correspondientes.

El turista se siente a gusto con la gente con la cual camina. El turista desea sentirse seguro, aunque ahora no hay nada más cierto que el terrorismo tiene al turismo en la mira, como lo cita el experto Dr. Peter Tarlow de la Universidad de Texas, profesor asociado de la Universidad de Especialidades Turísticas, UCT, declarando un hecho con el que debemos tener cuidado permanentemente. El turista es cada vez más solidario, desea comprar artesanías a los productores, desea un intercambio de culturas sin impactos negativos, desea experiencias enriquecedoras.

El marco legal o la superestructura

A principios del nuevo milenio el Estado ecuatoriano, presidido por el aquel entonces presidente Dr. Gustavo Noboa, declaró al turismo como una "Política Nacional", priorizando la ayuda que puedan brindar a este sector los diferentes ministerios. Posteriormente, la ministra de Turismo, Sra. Rocío Vásquez, promulgó una nueva ley que rescata puntos muy importantes como la inclusión del turismo comunitario y la transversalidad de los ejes de sostenibilidad cultural, natural y económica desde el mismo espíritu de la mencionada ley.

Sin embargo, hasta el momento no se ha concluido con los reglamentos. Esperemos que no sea como lo que usualmente sucede y otra "nueva" ley les gane a los reglamentos de aquella que ahora regula a este sector.

A manera de conclusión

Hace algún tiempo preparábamos, junto a María de Lourdes Jarrín, rectora de la UCT, una presentación sobre qué es turismo. Realmente se nos hizo más difícil de lo que pensábamos porque este fenómeno actual ha roto sus limitaciones y hoy por hoy encabeza grandes negociaciones a nivel mundial. Sin embargo, anotábamos que turismo es crecer, no solo en lo económico, sino en el aprecio de los recursos tanto naturales como culturales que poseemos.

Turismo es una vocación de vida y de servicio para aquellos que desean trabar en esta bella industria. Turismo es mirar la vida en movimiento. Todo está en constante cambio. Aunque en mi vida he tenido la dicha de ir por más de 20 ocasiones al Parque Nacional Podocarpus, en Zamora, en la zona del río Bombuscaro, siempre he encontrado algo diferente. De igual manera que cuando se viaja con la vista por la ventana todo se mueve más lento en el horizonte y mucho más rápido cuanto más cerca del transporte miramos, todo está en un movimiento cuántico, que nos lleva a concluir que turismo son experiencias únicas e irrepetibles.

A pesar de los pequeños tropiezos que presento en este breve artículo sobre el turismo ecuatoriano, todavía tengo fe en él. Siento cada día más que nuestra vocación económica debe apoyarse en este sector, abandonando los métodos extractivos y destructivos que han regulado nuestra realidad.

Es que no hay nada más útil para amar cada vez más el concepto personal que todos tenemos sobre Ecuador, que levantar por un momento la mirada en una tarde como hoy y mirar a Quito reflejada en un cielo naranja y azul, con miles de luces como luciérnagas que van abriendo las cortinas de una noche negra, adornada con perlas blancas, rojas y azules. Y esa capacidad de percibir momentos como estos ha sido el mejor regalo que me ha dado hasta el momento el turismo.

Comentarios

Entradas populares